En esta su primera novela, Mario Martín
Gijón se disfraza de amigo del protagonista de esta novela futurista, el
psicólogo Mathieu Beaujour, y usa el artificio de traductor al castellano de
las reflexiones almacenadas en la memoria de su amigo en el año 2070. De este
modo, Mario Martín, autor de destacados y premiados libros de ensayo y del
libro de relatos Inconvenientes del turismo en Praga (2012), se
adentra en la narrativa de ciencia ficción, en esos viajes prospectivos, no a
las lejanías interestelares, sino a esos otros mundos más decisivos para la
humanidad que son, como recuerda el protagonista de la novela, “los que se
realizaron dentro de nosotros mismos” (página 147).
En 1981 Günter Rophol
escribía que la pregunta kantiana ¿qué debo hacer? se halla conectada, más que
nunca, a aquello de lo que soy capaz de hacer. Y en nuestro tiempo el campo del
quehacer humano se ha agrandado de forma tan extraordinaria, gracias a la
tecnociencia, que la aniquilación del planeta, la muerte esencial de la especie homo
sapiens sapiens es un peligro específico de nuestros días. Como lo es la
posibilidad de una perfectibilidad prácticamente inacabable. Porque el ser
humano es en la actualidad una materia prima que posee una plasticidad casi
inagotable. Nuestra especie es para muchos algo que debe de ser modificado y
mejorado. Pero aquello que es maleable es también susceptible de ser
controlado. La mayoría de los defensores de la perfectibilidad humana -los
“nuevos redentores” como los denomina José Sanmartín- ya no razonan como antaño
en términos morales. Al mismo tiempo podemos constatar que han desparecido la
mayoría de los recelos que en los años 70, 80 y 90 generaba el determinismo tecnológico,
expresado de forma elocuente en estas palabras de Steven Levy (Hackers, 1984),
un auténtico anatema contra la tecnología informática: “Los ordenadores se
utilizan mayoritariamente contra las personas en lugar de para las personas. Se
utilizan para controlar a la gente en vez de para liberarla”.
En estas coordenadas se
mueve la ficción de Mario Martín, que, como ya señalé, se sitúa en los albores
del 2070. Su protagonista, el psicólogo Mathieu Beaujour es un verdadero
cyborg, un zomboide o robot humanoide biológico, que pauta su jornada,
desde que se “enciende” a las cinco y media de la mañana, mediante
reflexiones en las que, a modo de diario, recuerda y recapacita sobre la senda
recorrida en la apuesta de la humanidad por la extensión vital indefinida. En
efecto, un sabotaje en Siberia contra las torres computacionales pone en
peligro los avances conseguidos, y ante ese hecho y evidente amenaza, Mathieu
recuerda el arduo camino recorrido por los defensores de la prolongación
indefinida de la vida, que no inmortalidad. Primer paso: creación de entidades
programadas para sobrevivir durante un determinado período de tiempo,
reproducirse y autodestruirse algunos años más tarde. Todo ello, echando mano
de la ingeniería de tejidos, la autoreproducción programada para, en una etapa
posterior, substituir nuestra frágil biología por soportes más sólidos y
fiables. El resultado es una sociedad transhumana que prefiere la
imaginación a la realidad, el abrazo mental al abrazo real, la comida virtual
se impone así mismo sobre la real, la estimulación mutua a través de chats es
más frecuente y deseable que las relaciones sexuales no virtuales.
Como pieza de ciencia
ficción, ésta es una novela prospectiva que ficcionaliza un mundo futuro,
posiblemente realizable, y sobre todo interroga al lector con cuestiones
cruciales. La más transcendente, en mi opinión, es la que se personifica en las
angustias unamunianas -muy oportuna la referencia al Diario íntimo de
Miguel de Unamuno- : el destino del ser humano a desparecer para siempre,
frente al deseo de persistencia innato en neutra especie. Mérito así mismo del
autor al escribir la novela es el hecho de no perderse en demasía en
disquisiciones y descripciones tecnocientíficas, sino ahondar en aquellos interrogantes
sobre el significado en la existencia humana, de esa prolongación vital
indefinida. ¿Cómo afecta a nuestra condición humana la integración en máquinas
inteligentes. Las respuestas o reflexiones del protagonista posibilitan una
lectura de la novela en clave distópica, pero también en clave utópica. ¿Con
mentes conectadas a la Red
no desapareceremos como seres autónomos para convertirnos en simples partes de
un conjunto de nódulos de una supermente? ¿Dónde deja pues un ser humano de ser
humano? Pero al mismo tiempo, como ha ocurrido desde los primeros pasos de la
humanidad, ¿no nos hace humanos el querer superar nuestras fronteras,
sobrepasar los obstáculos que la naturaleza nos ha impuesto, ir más allá de
nuestros límites?
En mi lectura de esta pieza
del subgénero del Biopunk predominan los elementos distópicos. Y en una
valoración de la tecnociencia aplicable a esta extensión vital indefinida,
rechazaría tanto el imperativo tecnológico como el conservacionista y me centraría
en esa vía que articula lo instrumental con lo simbólico; es decir, los
entornos simbólicos tales como la cultura, la ideología, las instituciones, las
tradiciones que rodean a las posibilidades tecnocientíficas, deben ejercer un
papel importante en la evaluación de las mismas. Lo simbólico, aquello que nos
otorga lo que llamamos dignidad humana en tanto que personas, debería ser la
barrera que impida que nos convirtamos en puros medios o instrumentos de los
imperativos tecnocientíficos. Cuando Mathieu Beaujour admira y envidia la
vehemente fisicidad de Natasha con una gotas de sudor recorriendo su
frente o cuando siente nostalgia por los atardeceres rebosantes de aromas y
sonidos, creo que camina, quizás de forma inconsciente, por la senda de la resistencia
a la objetivación y a la mecanización de unos seres humanos a los que los
avances científicos del año 2070
ha privado de corazón.
Registro en el haber de la
novela una excelente literariedad. Mario Martín, atado a la ciencia, pero sin
abusar de su terminología, presenta una historia bien contada, elige una
estructura narrativa sólida y adecuada, persigue la belleza en la narración de
los hechos y reflexiones de su protagonista. Como en cualquier otro género
literario.
Francisco Martínez Bouzas
Originalmente en Brujas y Espirales http://brujulasyespirales.blogspot.com.es/2014/03/un-dia-en-la-vida-del-inmortal-mathieu.html
Ficha del libro en la web de Ediciones Irreverentes y acceso a su compra http://www.edicionesirreverentes.com/2099/INMORTAL_MATHIEU.html